sábado, 24 de mayo de 2014

EL ÁRBOL DE LAS TRES RAICES


Este proyecto ha renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del siglo XX, apoyado en un modelo teórico-político que condensa los elementos conceptuales determinantes del pensamiento de aquellos tres preclaros venezolanos, el cual se conocerá en adelante como Sistema EBR, el Árbol de las Tres Raíces: la E, de Ezequiel Zamora; la B, de Bolívar y la R, de Robinson. Tal proyecto, siempre derrotado hasta ahora, tiene un encuentro pendiente con la victoria.
Nosotros, simplemente, vamos a provocar dicho encuentro inevitable.

EL SISTEMA EBR. 

Primera Raíz: Raíz Robinsoniana
“La historia de América Latina lo dejó de lado. De ese exilio, olvidado, de intención o desacierto en las perspectivas, traemos a este Simón Rodríguez, al que la historia sólo consiente en legitimar como preceptor de Simón Bolívar.
Se nos viene en indumentaria de transeúnte de variados mundos, viejo observador de las revoluciones del siglo. Se nos viene con sus trazas de inadaptado y diferente, lúcido y estrafalario, filósofo, preavisado y avisador, reiterador de preguntas completas: inventor discrepante y planificador para pasado mañana trabaja su proyecto para la fundación de patrias criollas, acompañándolas de reflexiones al día, para el día siguiente. Es el futuro el que carga en sus hombros de solitario impaciente”.
“Su vida es andariega, gozosa, controversial, excedida en gastos de energía. Sabe bien reír. Sabe hacerse pretextos a la risa. Sabe correrse a la burla. Su alegría no es ocasional. Era su método de vivir y enseñar”.(Dardo Cuneo)
En la historia de la filosofía política venezolana existe un modelo teórico primigenio, al cual vamos a llamar en adelante “robinsoniano”, por haber emergido del pensamiento y de la praxis de aquel compatriota que cambió su nombre original de Simón Rodríguez por el de Samuel Robinson.
El Modelo Robinsoniano fue construido en un lapso de poco más de medio siglo, desde la época de las mocedades de Robinson, maestro de los niños caraqueños “cuando escribe en 1794 sus reflexiones sobre los defectos que vician la Escuela de Primeras Letras de Caracas y los medios para lograr su transformación en “un nuevo establecimiento, hasta su propia ancianidad, cuando, en 1851, publica sus Consejos de Amigo, dados al Colegio de Lacatunga”.
El modelo se fundamenta en un sistema de ideas que puede ser perfectamente enmarcado dentro de una profunda disyuntiva existencial, en la cual se deslinda claramente una dicotomía en movimiento arrollador:
“inventamos o erramos”.
Como todo sistema ideológico, el modelo está integrado por un conjunto de elementos conceptuales fuertemente interconectados entre sí, los cuales constituyen la estructura sistemática robinsoniana.
El estudio del modelo, desde su génesis hasta su desarrollo, demuestra que tal estructura permanece inalterable y obedece a la misma disyuntiva de inventar nuevas instituciones para las nacientes repúblicas latinoamericanas o de errar el camino cayendo en el simplismo de copiar modelos de otros tiempos, otras actitudes, otros hombres. Es decir, si no inventamos, caemos fatalmente en el error.
En Sociedades Americanas (1842), Simón Rodríguez se encarga de delinear la disyuntiva: “¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales, los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos”.
Es en este modelo donde se inserta la raíz más profunda del Sistema EBR, precisamente, en la R de la raíz robinsoniana.

Segunda Raíz: Raíz Bolivariana
“Así está Bolívar en el cielo de América, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies. Así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy; porque Bolívar tiene que hacer en América todavía”.(José Marti)
El Modelo Robinsoniano trasciende, sin embargo, el personaje, el maestro, para generar y servir de base a otro de mayores dimensiones, no en lo filosófico, sino en su proyección histórica y geográfica: El
Modelo Bolivariano. Éste se impulsa sobre aquél y se siembra en un extenso territorio con la misma semilla dicotómica: inventar una nueva sociedad en la América Española o errar, tratando de copiar viejos modelos, impertinentes a nuestro escenario.
Los elementos conceptuales que forman el Modelo
Bolivariano son más complicados, pero, no por ello es imposible identificar una estructura perfectamente homóloga con el modelo robinsoniano. Ambos son producto de una época y resultan de un proceso de observación y praxis sobre una misma situación fenoménica.
Simón Bolívar, “El Líder”, escribe su doctrina en la dicotomía robinsoniana de manera reiterativa, desde sus primeros discursos en 1811, cuando señala: “Que los grandes proyectos deben prepararse con calma.
¿Trescientos años de calma no bastan? Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad americana. Vacilar es perdernos”.
En su Discurso ante el Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, señala: “Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y
América, que una emanación de la Europa”.
Más adelante continúa delineando el elemento central de la estructura conceptual del modelo:
 “Nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y, apartando hasta sus ruinas, elevemos el templo a la justicia y, bajo los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de leyes venezolanas”.
Ésta es la segunda raíz, por cuyo ápice libertario se alimenta de los siglos el Sistema EBR: la B de la vertiente bolivariana.

Tercera Raíz: Raíz Zamorana
¡Oigan todos! ¡Alcen en alto las banderas!
¡Que redoble un tambor y traigan por las bridas un potro de pólvora y tormenta porque Ezequiel Zamora ya despierta! ¡Y que venga el coro de los vientos! ¡Y el de la madrugada enrojecida!
¡Porque ya Ezequiel Zamora va con el pueblo y hay una tempestad por los caminos!(César Rengifo)
Es el modelo que completa la trilogía ideológica del proyecto político que ahora resurge de las entrañas de la historia patria. Está conformado por una síntesis filosófica orientadora, aquélla que estremeció a la oligarquía conservadora, cuando Ezequiel Zamora, “El
General del Pueblo Soberano”, lanzó sus tremendas consignas federales:
 “Tierras y hombres libres”  “Elección popular”  “Horror a la oligarquía”
He aquí la tercera vertiente ideológica que nutre nuestro proyecto político: La Raíz Zamorana, ubicada en un tiempo histórico más cercano al presente e incorporada simbólicamente al componente sistemático, con la E de aquel nombre terrible: Ezequiel.
La inspiración del general Zamora viene de las mismas raíces: robinsoniana y bolivariana. Su discurso lleva el mismo sello de la gran disyuntiva existencial. Inventó los mecanismos de la insurrección campesina de 1846, para errar y volver a inventar la forma de conducir la Revolución de 1858.
En 1846 invita a sus contemporáneos a: Seguir adelante con una imperiosa necesidad, para quitarnos el yugo de la oprobiosa oligarquía y para que opóngase quien se opusiere, y cueste lo que costare, lleguemos por fin a conseguir las grandes conquistas que fueron el lema de la independencia.
Inventó, Zamora, el Estado Federal de Barinas, lanzando, el 21 de mayo de 1859, una proclama incendiaria: Sobre las ruinas de la dictadura que el 5 de marzo próximo pasado nos impulsó Julián Castro, con la envejecida oligarquía, levantaréis el Gobierno Federal que asegura para siempre la libertad, la igualdad y la fraternidad, dogma de la República genuina.
Los elementos conceptuales del modelo ideológico zamorano guardan estrecha relación con la invención robinsoniana y la grandeza de visión geopolítica del modelo bolivariano. Dichos elementos se reflejan en la gran cantidad de documentos producidos por el General del Pueblo Soberano. Veamos como muestra la Protesta a los ciudadanos cónsules extranjeros residentes en Puerto Nutrias, el 9 de junio de 1859:
La provincia de Barinas, haciendo uso de su soberanía radical, se ha separado del gobierno central y ha constituido su Estado Federal para gobernarse a sí misma por sus leyes propias, mientras se reúne la convención popular de las provincias unidas de Venezuela. El Estado de Barinas no puede dejar de ser reconocido como miembro de la sociedad de las naciones, pues se gobierna por leyes positivas emanadas de él mismo y ha establecido las autoridades que dirigen a sus miembros y los representan.
Continúa inventando al ordenar la aplicación de medidas destinadas a favorecer las mayorías necesitadas: 1. Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso común de cada pueblo, villa o caserío.
2. Eliminación del sistema de cobro de arriendo por el uso de la tierra para fines agrícolas o pecuarios.
3. Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores.
4. Que los amos de hatos empotreren diez vacas paridas de modo permanente en las tierras del común para suministrar diariamente, y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres.


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