Este
proyecto ha renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del
siglo XX, apoyado en un modelo teórico-político que condensa los elementos
conceptuales determinantes del pensamiento de aquellos tres preclaros venezolanos,
el cual se conocerá en adelante como Sistema EBR, el Árbol de las Tres Raíces:
la E, de Ezequiel Zamora; la B, de Bolívar y la R, de
Robinson. Tal proyecto, siempre derrotado hasta ahora, tiene un encuentro
pendiente con la victoria.
Nosotros,
simplemente, vamos a provocar dicho encuentro inevitable.
EL SISTEMA EBR.
Primera Raíz: Raíz
Robinsoniana
“La
historia de América Latina lo dejó de lado. De ese exilio, olvidado, de
intención o desacierto en las perspectivas, traemos a este Simón Rodríguez, al
que la historia sólo consiente en legitimar como preceptor de Simón Bolívar.
Se nos
viene en indumentaria de transeúnte de variados mundos, viejo observador de las
revoluciones del siglo. Se nos viene con sus trazas de inadaptado y diferente,
lúcido y estrafalario, filósofo, preavisado y avisador, reiterador de preguntas
completas: inventor discrepante y planificador para pasado mañana trabaja su
proyecto para la fundación de patrias criollas, acompañándolas de reflexiones
al día, para el día siguiente. Es el futuro el que carga en sus hombros de
solitario impaciente”.
“Su vida
es andariega, gozosa, controversial, excedida en gastos de energía. Sabe bien
reír. Sabe hacerse pretextos a la risa. Sabe correrse a la burla. Su alegría no
es ocasional. Era su método de vivir y enseñar”.(Dardo Cuneo)
En la
historia de la filosofía política venezolana existe un modelo teórico
primigenio, al cual vamos a llamar en adelante “robinsoniano”, por haber
emergido del pensamiento y de la praxis de aquel compatriota que cambió su
nombre original de Simón Rodríguez por el de Samuel Robinson.
El Modelo
Robinsoniano fue construido en un lapso de poco más de medio siglo, desde la
época de las mocedades de Robinson, maestro de los niños caraqueños “cuando
escribe en 1794 sus reflexiones sobre los defectos que vician la Escuela de
Primeras Letras de Caracas y los medios para lograr su transformación en “un
nuevo establecimiento, hasta su propia ancianidad, cuando, en 1851, publica sus
Consejos de Amigo, dados al Colegio de Lacatunga”.
El modelo
se fundamenta en un sistema de ideas que puede ser perfectamente enmarcado
dentro de una profunda disyuntiva existencial, en la cual se deslinda
claramente una dicotomía en movimiento arrollador:
“inventamos
o erramos”.
Como todo
sistema ideológico, el modelo está integrado por un conjunto de elementos
conceptuales fuertemente interconectados entre sí, los cuales constituyen la
estructura sistemática robinsoniana.
El
estudio del modelo, desde su génesis hasta su desarrollo, demuestra que tal
estructura permanece inalterable y obedece a la misma disyuntiva de inventar
nuevas instituciones para las nacientes repúblicas latinoamericanas o de errar
el camino cayendo en el simplismo de copiar modelos de otros tiempos, otras
actitudes, otros hombres. Es decir, si no inventamos, caemos fatalmente en el
error.
En Sociedades
Americanas (1842), Simón Rodríguez se encarga de delinear la disyuntiva:
“¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original. Originales
han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales, los medios de fundar
uno y otro. O inventamos o erramos”.
Es en
este modelo donde se inserta la raíz más profunda del Sistema EBR,
precisamente, en la R de la raíz robinsoniana.
Segunda Raíz: Raíz
Bolivariana
“Así está
Bolívar en el cielo de América, sentado aún en la roca de crear, con el inca al
lado y el haz de banderas a los pies. Así está él, calzadas aún las botas de
campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy; porque
Bolívar tiene que hacer en América todavía”.(José Marti)
El Modelo
Robinsoniano trasciende, sin embargo, el personaje, el maestro, para generar y
servir de base a otro de mayores dimensiones, no en lo filosófico, sino en su
proyección histórica y geográfica: El
Modelo
Bolivariano. Éste se impulsa sobre aquél y se siembra en un extenso territorio
con la misma semilla dicotómica: inventar una nueva sociedad en la América
Española o errar, tratando de copiar viejos modelos, impertinentes a nuestro
escenario.
Los
elementos conceptuales que forman el Modelo
Bolivariano
son más complicados, pero, no por ello es imposible identificar una estructura
perfectamente homóloga con el modelo robinsoniano. Ambos son producto de una
época y resultan de un proceso de observación y praxis sobre una misma situación
fenoménica.
Simón
Bolívar, “El Líder”, escribe su doctrina en la dicotomía robinsoniana de manera
reiterativa, desde sus primeros discursos en 1811, cuando señala: “Que los
grandes proyectos deben prepararse con calma.
¿Trescientos
años de calma no bastan? Pongamos sin temor la piedra fundamental de la
libertad americana. Vacilar es perdernos”.
En su Discurso
ante el Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, señala:
“Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo ni el americano del norte,
que más bien es un compuesto de África y
América,
que una emanación de la Europa”.
Más
adelante continúa delineando el elemento central de la estructura conceptual
del modelo:
“Nuestras leyes son funestas reliquias de
todos los despotismos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se
derribe, caiga y, apartando hasta sus ruinas, elevemos el templo a la justicia
y, bajo los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de leyes
venezolanas”.
Ésta es
la segunda raíz, por cuyo ápice libertario se alimenta de los siglos el Sistema
EBR: la B de la vertiente bolivariana.
Tercera Raíz: Raíz
Zamorana
¡Oigan
todos! ¡Alcen en alto las banderas!
¡Que
redoble un tambor y traigan por las bridas un potro de pólvora y tormenta
porque Ezequiel Zamora ya despierta! ¡Y que venga el coro de los vientos! ¡Y el
de la madrugada enrojecida!
¡Porque
ya Ezequiel Zamora va con el pueblo y hay una tempestad por los caminos!(César
Rengifo)
Es el
modelo que completa la trilogía ideológica del proyecto político que ahora
resurge de las entrañas de la historia patria. Está conformado por una síntesis
filosófica orientadora, aquélla que estremeció a la oligarquía conservadora,
cuando Ezequiel Zamora, “El
General
del Pueblo Soberano”, lanzó sus tremendas consignas federales:
“Tierras y hombres libres” “Elección popular” “Horror a la oligarquía”
He aquí
la tercera vertiente ideológica que nutre nuestro proyecto político: La Raíz
Zamorana, ubicada en un tiempo histórico más cercano al presente e incorporada
simbólicamente al componente sistemático, con la E de aquel nombre terrible: Ezequiel.
La
inspiración del general Zamora viene de las mismas raíces: robinsoniana y
bolivariana. Su discurso lleva el mismo sello de la gran disyuntiva existencial.
Inventó los mecanismos de la insurrección campesina de 1846, para errar y
volver a inventar la forma de conducir la Revolución de 1858.
En 1846 invita
a sus contemporáneos a: Seguir adelante con una imperiosa necesidad,
para quitarnos el yugo de la oprobiosa oligarquía y para que opóngase quien se
opusiere, y cueste lo que costare, lleguemos por fin a conseguir las grandes
conquistas que fueron el lema de la independencia.
Inventó,
Zamora, el Estado Federal de Barinas, lanzando, el 21 de mayo de 1859, una
proclama incendiaria: Sobre las ruinas de la dictadura que el 5 de marzo
próximo pasado nos impulsó Julián Castro, con la envejecida oligarquía, levantaréis
el Gobierno Federal que asegura para siempre la libertad, la igualdad y la
fraternidad, dogma de la República genuina.
Los elementos
conceptuales del modelo ideológico zamorano guardan estrecha relación con la
invención robinsoniana y la grandeza de visión geopolítica del modelo
bolivariano. Dichos elementos se reflejan en la gran cantidad de documentos
producidos por el General del Pueblo Soberano. Veamos como muestra la Protesta
a los ciudadanos cónsules extranjeros residentes en Puerto Nutrias,
el 9 de junio de 1859:
La
provincia de Barinas, haciendo uso de su soberanía radical, se ha separado del
gobierno central y ha constituido su Estado Federal para gobernarse a sí misma
por sus leyes propias, mientras se reúne la convención popular de las
provincias unidas de Venezuela. El Estado de Barinas no puede dejar de ser
reconocido como miembro de la sociedad de las naciones, pues se gobierna por
leyes positivas emanadas de él mismo y ha establecido las autoridades que
dirigen a sus miembros y los representan.
Continúa
inventando al ordenar la aplicación de medidas destinadas a favorecer las
mayorías necesitadas: 1. Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos
cardinales para uso común de cada pueblo, villa o caserío.
2.
Eliminación del sistema de cobro de arriendo por el uso de la tierra para fines
agrícolas o pecuarios.
3. Fijar
los jornales de los peones de acuerdo con las labores.
4. Que
los amos de hatos empotreren diez vacas paridas de modo permanente en las
tierras del común para suministrar diariamente, y de modo gratuito, una botella
de leche a los hogares pobres.
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